Pasar periodos prolongados en la microgravedad del espacio causa alteraciones permanentes en el cerebro, según las pruebas médicas realizadas a diez astronautas rusos que han vivido seis meses en la Estación Espacial Internacional (EEI). Las consecuencias que estas alteraciones pueden tener para la salud de los astronautas a largo plazo, si es que tienen alguna, todavía se desconocen.
El cerebro de los astronautas, todos ellos hombres y con
una media de edad de 44 años, se examinó con pruebas de neuroimagen
antes de viajar al espacio, nueve días después de volver y siete meses
más tarde. Estudios anteriores habían detectado que, cuando regresan a
la Tierra, los astronautas tienen el cerebro desplazado hacia arriba en
el interior del cráneo y los lóbulos temporales y frontal –que están
asociados a la personalidad, la conducta y el lenguaje– más pequeños.
El nuevo estudio, financiado por la Agencia Espacial
Europea y por la Academia de Ciencias Rusa, analiza hasta qué punto las
alteraciones cerebrales se mantienen a largo plazo. Los resultados
confirman que, cuando llegan a la Tierra después de seis meses en el
espacio, los astronautas han perdido hasta un 3,3% de materia gris en
algunas regiones de los lóbulos temporales y frontal. Pero siete meses
después gran parte del volumen perdido –no todo– se ha recuperado.
La situación es distinta en la materia blanca que se
encuentra bajo la materia gris, en una parte más interna del cerebro.
Ahí se registra una pérdida modesta de materia blanca al terminar la
misión. Pero en los meses siguientes esta pérdida prosigue y, en
consecuencia, aumenta el volumen del líquido cefalorraquídeo en el que
está bañado el cerebro. Se produce “una alteración persistente de la
circulación cefalorraquídea incluso muchos meses después de regresar a
la Tierra”, escriben los autores del estudio en The New England Journal of Medicine, donde ayer presentaron sus resultados.
A falta de gravedad, los fluidos del cuerpo se desplazan hacia la cabeza (NASA) |
“Pensamos que estos cambios son de origen mecánico”, explica Angelique
Van Ombergen, primera autora del estudio, de la Universidad de Amberes
(Bélgica), que ha colaborado con investigadores de Rusia y de Alemania.
Al llegar al espacio, los fluidos internos del cuerpo tienden a
desplazarse hacia la cabeza ya que dejan de estar expuestos a la
gravedad que los atrae hacia las piernas. “Por eso los astronautas
aparecen a veces en las fotos con la cara hinchada y se quejan a menudo
de dolor de cabeza”, explica Van Ombergen.
En el interior de la cabeza, el cerebro se desplaza hacia
arriba de modo que los lóbulos del córtex se ven presionados contra el
techo del cráneo. La materia blanca que se encuentra debajo, por el
contrario, se ve sometida a menos presión que en la Tierra y, según la
investigadora, “actúa como un esponja que absorbe más líquido”.
Cuando los astronautas regresan a la Tierra y se readaptan a
la gravedad, el cerebro se desplaza otra vez hacia abajo y la materia
blanca se ve presionada de nuevo por efecto de la gravedad, de modo que
su volumen se vuelve a reducir. Pero esta pérdida de volumen no se ve
compensada por un aumento en el resto del cerebro, de modo que el
resultado final es un cerebro algo más pequeño en un volumen mayor de
líquido cefalorraquídeo.
“No está claro en este momento qué consecuencias tendrá
esto para los astronautas”, advierte Van Ombergen. Todos los
participantes en el estudio han viajado al espacio en este siglo y falta
perspectiva, y una muestra de astronautas más amplia, para evaluar los
efectos a largo plazo de las estancias prolongadas en microgravedad. Y
aunque hay enfermedades neurológicas asociadas a alteraciones en la
circulación cefalorraquídea, “los cambios que vemos en astronautas son
pequeños en comparación con los que vemos en enfermos”, señala la
investigadora.
Aun así, “si queremos preparar astronautas lo mejor posible para futuras
misiones a Marte, necesitamos hacer estudios más amplios para
comprender exactamente qué ocurre en el cerebro y qué medidas podemos
tomar para contrarrestar los cambios indeseados”.
https://www.lavanguardia.com/ciencia/fisica-espacio/20181025/452539611744/danos-cerebro-astronautas-estacion-espacial-internacional.html
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